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Encuentro de Pastoral Carcelaria de la Región Buenos Aires Metropolitana.

“Comunidad que asume, recibe y dignifica”.

El sábado 22 de septiembre se llevó a cabo el Encuentro de la Región Buenos Aires Metropolitana de la Pastoral Carcelaria en el Colegio Cristo Rey de la Diócesis de Gregorio de Laferrere.

Monseñor Juan Carlos Ares,  Obispo auxiliar de Buenos Aires (Vicaría Devoto) y Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Carcelaria; Miguel AngelGómez, delegado regional;  y el P. Daniel Espinoza de la Diócesis de Avellaneda- Lanús; dieron la bienvenida a los participantes que convocados bajo el lema: “Comunidad que asume, recibe y dignifica” se dieron cita para compartir este Encuentro. Hubo en total 58 agentes de pastoral provenientes de las Diócesis de: San Isidro, Quilmes, Laferrere, Lomas de Zamora, San Justo, Morón, Avellaneda-Lanús y de la Arquidiócesis de Buenos Aires: Vicaría Centro y Vicaría Devoto.

La parte central de la mañana fue el aporte de Monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, Obispo auxiliar de Lomas de Zamora. A partir de la parábola del Buen samaritano y la pregunta ¿Quién es mi prójimo? desarrolló su temática destacando que:

La Iglesia ha hecho un camino en la pastoral carcelaria a partir de su opción por los pobres. Nos hemos detenido al costado del camino para atender al hermano herido. El buen samaritano vio la parte viva del hombre medio muerto y dijo: algo se puede hacer. Si somos como Jesús, si lo imitamos, algo podemos cambiar.

El P. Obispo Jorge nos recordó las palabras del Papa Francisco en EvangeliiGaudium 23:

La intimidad de la Iglesia con Jesús es una intimidad itinerante, y la comunión «esencialmente se configura como comunión misionera».Fiel al modelo del Maestro, es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo. La alegría del Evangelio es para todo el pueblo, no puede excluir a nadie. Así se lo anuncia el ángel a los pastores de Belén: «No teman, porque les traigo una Buena Noticia, una gran alegría para todo el pueblo» (Lc 2,10). El Apocalipsis se refiere a «una Buena Noticia, la eterna, la que él debía anunciar a los habitantes de la tierra, a toda nación, familia, lengua y pueblo» (Ap 14,6).

Luego nos ayudó a reflexionar sobre las palabras de Francisco teniendo en cuenta la realidad de la pastoral carcelaria:

Una intimidad itinerante, que no se encierra, que no busca la propia satisfacción. La oración no nos puede dejar quietos nos debe poner en movimiento. Es una intimidad que camina, que recorre con la memoria del corazón, pero también con los pies, los rostros concretos de Cristo sufriente.

Una comunión misionera, no encerrada intra grupo, una comunión que nos abre, que nos anima a la diversidad. Hay que anunciar a todos, en todos los lugares y en todas las ocasiones. Llegar a los pabellones, a los buzones, a las celdas, allí donde están tirados al borde del camino.

Sin demoras, no debemos aplazar las cosas para la próxima semana, volviendo todo interminable.

Sin asco, a veces nos puede dar repugnancia el trabajar con otros, nos puede resultar desagradable reunirnos como equipo diocesano de pastoral.

Sin miedo al servicio penitenciario, no son nuestros jefes.Nuestras normas son las del Evangelio, somos Iglesia. Sin miedo a pensar cosas nuevas. Desafiar la costumbre que nos lleva a repetir siempre lo mismo. Hay que preguntarse ¿qué es lo que Dios quiere?

Posteriormente en grupos se representó lo real de la pastoral en relación a los aspectos reflexionados: intimidad, comunión, demoras, asco y miedos.

Monseñor Gabriel Barba, Obispo de la Diócesis anfitriona de Gregorio de Laferrere estuvo presente y dirigió unas palabras a los participantes. Dio la bienvenida a todos y agradeció el estar presentes, destacando la importancia de la pastoral carcelaria que es una opción de la Iglesia llevada adelante en equipos pastorales.

Por la tarde Patricia Alonso, Coordinadora del Equipo Nacional de Pastoral Carcelaria, presentó a todos la organización de esta pastoral en sus distintos niveles: nacional, regional y diocesano. También presentó el perfil, la espiritualidad y los compromisos que asumen los responsables.

Luego Estela Ferrise, delegada de Pastoral Carcelaria de la Diócesis de San Justo explicó a todos que es la ley de Probation. La misma trata de ser una respuesta más humana ya que procura evitar las consecuencias negativas del encarcelamiento. Esta figura tiene muchas ventajas siendo una de ellas que el tratamiento se hace en libertad a través de tareas comunitarias. La Iglesia como institución brinda esta oportunidad de que la persona pueda cumplir con estas tareas comunitarias al insertarla en un marco de servicio comunitario. En este sentido buscamos que las Diócesis y Parroquias sepan que existe la Probation y se sumen a organizarla en sus espacios comunitarios.

Posteriormente los delegados diocesanos de pastoral carcelaria junto a los miembros del Secretariado Nacional que participaron del Encuentro se reunieron para elegir a los nuevos delegados regionales.  Resultaron elegidos como Delegada de la Región Metropolitana: Estela Ferrise de la Diócesis de San Justo y Subdelegado Agustín Bandrés de la Diócesis de Avellaneda-Lanús. Todos agradecieron al Delegado saliente Miguel Angel Gómez que realizó su servicio con entrega y dedicación.

El Encuentro finalizó con la Eucaristía de envío presidida por Monseñor Gabriel Barba, Obispo de la Diócesis de Gregorio de Laferrere. La homilía estuvo a cargo de Monseñor Juan Carlos Ares, Obispo auxiliar de Buenos Aires y Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Carcelaria, en la misma destacó que:

Mientras Jesús anuncia que va a ser entregado en manos de los hombres, lo matarán y tres días después de su muerte resucitará, los discípulos discuten quien es el mayor entre ellos. Así Jesús les enseña que el que quiera ser el primero debe hacerse último y servidor de todos. Luego Jesús abraza a un niño, lo pone en medio y les diceque recibir a uno de estos pequeños en su nombre es recibirlo a él mismo y a su Padre que lo envió.

A través de nuestra pastoral descubrimos como Jesús se da, se ofrece, se entrega por nuestros hermanos carcelados. Servir es hacerse último para el bien de todos, ofrecerse para lo que nadie hace sin ser reconocidos. Vamos a la cárcel para servir y terminamos siendo servidos por Jesús. Recibimos mucho más de lo que damos. Recibimos a aquel con el que Cristo se identifica, a los pobres, a los presos, a los pequeños, Jesús está allí y nos recibe.

 

P. Rubén Infantino cmf.

 

 



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