Imagen del contenido La Comisión Episcopal de Misiones visita misioneros en Madagascar 

La Comisión Episcopal de Misiones visita misioneros en Madagascar 

Mons. Fernando Croxatto, obispo de Neuquén y presidente de la comisión, junto a Mons. Vicente Bokalic y el P. José Bokalic, párroco de María Reina de Lanús, participaron este martes de una multitudinaria misa en una cantera donde trabajan mil personas, la mayoría mujeres, que hacen ripio con martillos para ganar el salario que les permita alimentar a sus familias. La celebración, en la que participaron alrededor de seis mil personas, se realizó para conmemorar el día del trabajo.

Los obispos también han acompañado a las comunidades locales en la celebración del sacramento de la confirmación. El domingo, en una misa en la que concurrieron diez mil personas y que fue presidida por el obispo de Antananarivo, recibieron el sacramento 195 niños. En la misa había 200 monaguillos.

Desde Akamasoa, la ciudad creada por el P. Pedro, Mons. Vicente Bokalic comentó que el sacerdote misionero se encuentra “muy bien, fortaleciéndose después de una operación de cálculos. Es fuerte e irradia vida”, dijo el obispo de Santiago del Estero. También destacó que el P. Pedro tiene “infinidad de obras y proyectos, un equipo fenomenal de 500 colaboradores que conjugan mística y acción. Actualmente está trabajando en muchos frentes: educación, salud, construcción de viviendas, caminos, capillas y más”.

“Especialmente el trabajo es con los más pobres salidos del basural –dijo Bokalic- estamos al lado de basurales”. 

Los obispos argentinos culminan mañana su estadía en el lugar. También visitaron otras obras misioneras como la de las Hermanas Pobres Bonaerenses.

Akamasoa es una ciudad de Madagascar famosa por el hecho de ser creada gracias a Pedro Opeka quien prometió a los habitantes más pobres y necesitados del país africano de Madagascar que les daría una vida digna. Así fue, el P. Pedro Opeka empezó construyendo casas para las familias pobres que vivían en los basureros con sus propias manos. Poco a poco construyó la actual ciudad de Akamasoa con más de veinte mil habitantes con la ayuda de jóvenes de Madagascar. Akamasoa significa “Buenos amigos” en malgache.

 



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