Imagen del contenido Declaración de la 115° Asamblea Plenaria (Pilar, 16-20 de abril)

Declaración de la 115° Asamblea Plenaria (Pilar, 16-20 de abril)

PROPONEMOS UNA MIRADA AMPLIA
VALE TODA VIDA

  1. Los Obispos reunidos en la 115 Asamblea Plenaria del Episcopado Argentino, hacemos nuestra la Declaración de la Comisión Ejecutiva “Respetuosos de la Vida”, del 23 de febrero pasado.
  2. En esta preocupación nos unimos a todos los argentinos, sean o no creyentes, que defienden la vida humana desde la concepción. Agradecemos de corazón a tantas ciudadanas y ciudadanos que con sus testimonios, argumentos y acciones se han destacado en estas últimas semanas como apasionados defensores de toda vida humana.  Ellos son los grandes protagonistas.
  3. Una Nación democrática, moderna y progresista, debe tener la capacidad, el ingenio y la creatividad, de buscar soluciones nuevas que resuelvan los problemas, sin necesidad de matar o “interrumpir” vidas de seres humanos.
  4. ¡Ojalá podamos defender hasta tal punto los derechos humanos, que no se los neguemos a los más débiles y vulnerables! Vale toda vida.  Aún hay mucho por hacer para acompañar y ayudar a las mujeres que viven un embarazo inesperado, en malas condiciones (desnutrición, diabetes, otras dificultades obstétricas no controladas debidamente, situaciones de violencia,  etc.).  Muchas de estas realidades tienen que ver con la pobreza no resuelta.
  5. Esperamos que este debate nos permita dirigir la mirada de manera amplia a diversas situaciones que no deberíamos separar: la defensa del niño por nacer, el respeto a la mujer y el cuidado de su vida, el inmenso valor de la familia y la vida amenazada de tantos argentinos que se debaten en la pobreza y la miseria.  Tanto la Iglesia como la sociedad no hemos hecho lo suficiente al respecto.  Tampoco hemos acompañado de la mejor manera a las mujeres que han abortado en medio de sufrimientos y límites, y padecen en soledad las consecuencias de esta decisión.
  6. Es indispensable recordar la síntesis que nos propone el Papa Francisco, quien nos invita a mirar a todos desde los más pequeños: “La defensa del inocente que no ha nacido, por ejemplo, debe ser clara, firme y apasionada, porque allí está en juego la dignidad de la vida humana, siempre sagrada, y lo exige el amor a cada persona más allá de su desarrollo. Pero igualmente sagrada es la vida de los pobres que ya han nacido, que se debaten en la miseria, el abandono, la postergación, la trata de personas, la eutanasia encubierta en los enfermos y ancianos privados de atención, las nuevas formas de esclavitud, y en toda forma de descarte. No podemos plantearnos un ideal de santidad que ignore la injusticia de este mundo, donde unos festejan, gastan alegremente y reducen su vida a las novedades del consumo, al mismo tiempo que otros solo miran desde afuera mientras su vida pasa y se acaba miserablemente.” (Gaudete et Exsultate 101)
  7. Alentamos a nuestros legisladores a que se atrevan a soñar una Argentina más grande, superadora de recetas de cuarenta años atrás y a que sean capaces de proponer leyes innovadoras que tutelen tanto la vida y los derechos de la madre como la vida y la dignidad del hijo.  Nos duele que algo tan grande y esencial como defender la vida nos pueda enfrentar o dividir todavía más.  Este momento histórico nos exige luchar codo a codo por los más frágiles de nuestra querida Argentina.

 

Pilar, a los pies de la Virgen de Luján, 19 de abril de 2018

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Palabras de los miembros de la Comisión Ejecutiva.

Monseñor Oscar Ojea:

Queridos amigos, después de este comunicado pienso que todos aquellos que decimos que defendemos la vida tenemos que revisar nuestro compromiso con los hermanos más necesitados. Tenemos que pensar qué hacemos con aquellas mujeres que están con un embarazo con muchísimo riesgo social. Tenemos que pensar también cómo no excluirlos, ya que queremos la vida del más débil pero también la vida de la madre débil. Y digo débil porque en muchos de nuestros barrios las madres se quedan embarazadas y están solas o son menores o tienen enormes dificultades para continuar el embarazo; entonces de alguna manera ese llamado del Papa Francisco a cuidar toda vida, a no descartar ninguna. Y al mismo tiempo a cuidar particularmente al más débil sin excluir a nadie nos lleva a revisar principalmente nosotros los cristianos, nuestro compromiso con aquellas madres más necesitadas.

Pensamos además que es una oportunidad extraordinaria en nuestro país para poder mejorar leyes que tienen que ver con la adopción y que tienen que ver con el cuidado de nuestras mujeres en zonas vulnerables.

Hemos hablado también los obispos en estos días de muchas cosas que atañen a nuestras responsabilidades pastorales: el cómo continuar adelante con una pastoral de conjunto; hemos reflexionado sobre la cultura posmoderna y el modo de inculturar el evangelio para poder predicarlo mejor y con mayor frescura al hombre de hoy. Hemos tratado el tema de la misión. También hemos hablado en nuestras conversaciones del tema económico, de las asignaciones de los obispos: pensamos algunas alternativas para seguir conversando y para proponerlas también todo lo que tiene que ver con la financiación nuestra y también de otros cultos. En este tema nos comprometemos a seguir trabajando.

No puedo negar que hemos hecho hincapié también en la preocupación por la cuestión social, siempre desde nuestro lugar de pastores. No somos técnicos, no somos políticos, sino desde nuestro lugar. Hemos escuchado al presidente de Cáritas decir que la gente en nuestros comedores aumenta en número. También algunos obispos han hablado de las situaciones de despido y de estar cerca de las familias que viven todas estas situaciones.

Estos temas como pastores y como argentinos los hemos tratado en un clima de escucha y de respeto mutuo.

Cardenal Mario Poli:

El comunicado que acabamos de entregarle refleja el ánimo y el espíritu, también el consenso mayoritario de los obispos argentinos. En el ánimo está no condenar a nadie, sino entrar en un diálogo razonable sobre la cuestión de la vida. Hemos hecho hincapié –también en el documento- en un mea culpa, porque también con una palabra del Papa queremos decir que hemos hecho poco por la protección de la mujer que atraviesa esta situación. Somos conscientes de que podemos hacer mucho más.

Y también tuvimos en nuestro horizonte no solamente a los cristianos, los católicos que somos defensores de la vida sino que hay mucha gente de buena voluntad que también sin pertenecer a una religión por sus convicciones, por su ética, muchas veces por su compromiso profesional también están en esta defensa y amor por la vida; también a ellos queremos dirigirles este comunicado y queremos convocarlos para que con razones, con un dialogo abierto que no cause mas divisiones entre los argentinos sino que nos una también este amor por la vida.

Que nadie se sienta herido o también acusado en esta manifestación que hemos hecho los obispos sino que más bien nos mueve este deseo de poner también en la comunidad nacional un elemento más de razón –también de valores morales, éticos- para unir a  los argentinos.

Cuando decimos “toda vida vale” estamos pensando no solamente en los chicos que que están en las panzas de sus mamás sino en todos aquellos chicos que por distintos motivos –como nos enseñaba el Papa y lo pusimos por escrito en esa nota- están sufriendo alguna especie de marginación: a ellos tenemos que cuidar, ellos son los argentinos que nos van a suceder. Y entonces estamos pensando en las generaciones futuras. En eso queremos convocar a todos.

Monseñor Marcelo Colombo:

Somos obispos de todos el país: desde el norte hasta el sur, del oeste al este, pasando por grandes ciudades, también por grandes extensiones en provincias alejada, pero en todos vibra el mismo interés y amor por nuestra gente. Por eso no estuvieron ajenos algunos temas que son cotidianos: la suba de las tarifas, el cese de algunos planes nacionales para los más pobres y también el cierre de algunos profesorados con el cambio consiguiente de planes educativos en relación con la educación superior. Todos estos temas los hemos querido asumir con la mirada de pastores, preocupados por el bien de nuestros jóvenes y de nuestros pobres.

Rezamos por ustedes, están en nuestro corazón y queremos acompañarlos allí donde estamos.

Monseñor Oscar Ojea.

Les deseamos que Cristo, Vivo y Resucitado, vencedor de toda muerte y su Madre Santa, la Virgen de Luján nos bendigan y nos protejan a todos.

 



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